05.09.2019 | Química y sostenibilidad
¿Qué es la química verde y por qué apostar por ella?
En la industria química estamos cada vez más concienciados de nuestra responsabilidad respecto al medio ambiente. Queremos seguir haciendo química, pero de forma sostenible y cuidando tanto nuestra salud como la del planeta. De ahí surge el término química verde -también conocida como sostenible u orgánica-, cuyo objetivo es encontrar nuevas formas de sintetizar sustancias químicas sin dañar el entorno.
Esta tendencia se aplica en todo el ciclo de vida de un producto químico, desde su diseño a su utilización, pasando por todo el proceso de fabricación. Siguiendo el concepto de química verde, los profesionales de la industria diseñamos productos y procesos químicos en los que el uso o la generación de sustancias peligrosas se reduce o incluso se elimina.
Obviamente, el mayor beneficio de la química verde es la mejora ambiental pero no se detienen ahí. Las empresas que siguen los principios de la química verde son económicamente competitivas y van más allá del cumplimiento de la legislación. Además, la prevención que caracteriza a este modo de hacer química permite evitar los problemas antes de que ocurran.
Los 12 principios de la química verde
Existen 12 principios de la química verde, los cuales fueron formulados por Paul Anasta y John Warner y aparecen por primera vez en los años 90 en su libro Green Chemistry: Theory and Practice. Estos principios dictan que:
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Es mejor evitar los residuos que eliminarlos o tratarlos posteriormente.
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El producto final debe incorporar la máxima cantidad posible de materiales utilizados durante el proceso.
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Durante la síntesis de las sustancias químicas debe generarse poca, o idealmente ninguna, toxicidad.
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Al mismo tiempo que se reduce la toxicidad, hay que preservar la eficacia.
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Hay que utilizar la mínima cantidad posible de sustancias auxiliares y optar siempre por las más inocuas. Se consideran sustancias auxiliares los disolventes, absorbentes y agentes de separación, entre otros.
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Minimizar el consumo de energía. Para ello se recomienda llevar a cabo los diferentes procesos a presión y temperatura ambiental.
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Priorizar siempre el uso de recursos renovables.
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Evitar todas las derivaciones innecesarias. Aquí se incluyen los grupos de bloqueo o los pasos de protección y desprotección.
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Siempre que se puede, se deben utilizar reactivos catalíticos en lugar de estequiométricos.
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Hay que diseñar productos biodegradables.
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Para evitar que se formen sustancias peligrosas, se debe realizar una correcta vigilancia y control del proceso.
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Por último, hay que reducir el riesgo de accidentes, seleccionando los procesos y sustancias que minimicen el potencial de siniestralidad.
Ejemplos de química verde
Algunos de los ejemplos más innovadores de la aplicación de la química sostenible se utilizan ya de forma cotidiana. Destacan, por ejemplo, los extintores verdes, que utilizan surfactantes biodegradables para crear espumas antiincendios; el CO2 supercrítico, un sustituto sostenible de sustancias más perjudiciales utilizadas tradicionalmente en la limpieza en seco de tejidos; o el ácido poliláctico, usado para diseñar materiales biodegradables. Por último, también se ha reducido la contaminación por plomo en distintos productos, como los pigmentos, los biocombustibles o la gasolina sin plomo.
Por todo ello, en Zschimmer & Schwarz España apostamos por nuestra salud y la del medio ambiente y tenemos muy en cuenta los 12 principios de la química verde. Trabajamos día a día por mejorar nuestros procesos de fabricación al tiempo que mantenemos la calidad de nuestros productos químicos.